El hombre nido, la mujer pájaro


Imagen de Juanma Vidal. 2011

¿Por qué soy tan ciega?



¿Cómo puedo tardar 10 años en darme cuenta de que fuiste a pedirle un autógrafo a Benedetti para mí? Aunque me lo dijiste mil veces, lo he leído hoy en mi insomnio cotidiano: he tardado un montón en descifrar que la firma era de don Mario y no la tuya.



¿Será porque no presto atención y soy sorda a ratos?



¿Cómo pudimos vivir juntos, sin que yo me diera cuenta del peso y significado de tus palabras? Me fijaba en el azulejo húmedo del baño que tú no secaste.





Vivimos, sin yo saber, un amor a una sola banda: me escurría como un pez  volador, salvaje e indómito. No me dejé alcanzar: por mucho que insistieras en apretarme la cintura al andar por las calles, por mucho que me estrecharas intenso al entrar en mí. Tu insistencia no pudo con mi evasión: fui agua, aire. Tú calentaste el fuego: amasabas la tierra, el alimento, mi cuerpo, para que echara raíces, para que mi corazón se enredara con el tuyo, para que me cayera vencida en el nido y encontrara la paz. Me fugué habitando mis recuerdos, durmiendo bajo las mismas sábanas, estando ausente, habitada. Obsesionada por el cotidiano, me enteré de bastante poco. Fui caprichosa y disfrutaba siéndolo, disfrutaba sabiendo que me consentías, reía. Eso sí, mejor no mires a otras mujeres, si lo haces una gran losa caerá sobre tus hombros, y tu nido.



¿Me dejarás que me afeite? Preguntaste. Sí, haz tu maleta primero, luego te afeitas y te llevo a un hostal barato. En mi casa ya no duermes más.



Todavía tengo los libros que me compraste de Benedetti en la librería  18 de julio en Montevideo. Ahora leo al viejo entre Insomnios y duermevelas, y comprendo que no entendí nada de lo vivido. ¿Por qué soy tan ciega? No sé si cabe o no  en este espejo de verdad y agua el arrepentimiento, ese fue mi proceso, no supe hacerlo mejor. Lo único que ahora comprendo es que no debió ser fácil para ti. Echaste raíces y procuraste el alimento en otro nido, soy feliz por ello. Sacudo mis alas y te recuerdo en pleno vuelo, sin ataduras, saboreando el sabor de la extensión del territorio, el horizonte, libre.



Abro de nuevo el libro por tu poema favorito, Ojos y cae un billete, nuevo de 5 pesos uruguayos y un marca páginas que dice: Uruguay los espera.




Pido disculpas por el espaciado excesivo. A veces, escribo desde word y al copiar el texto se desconfigura, aparecen un montón de etiquetas html que no logro descifrar y me torturan con estos huecos en urbangarten. Agradezco de antemano, la comprensión. Si alguien sabe cómo subsanar esto, que me lo diga please.

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